La crisis sanitaria del COVID-19, con medidas como el cierre de escuelas y el aislamiento en nuestro hogares, ha traído nuevos retos al problema de la conciliación, puesto que un gran número de personas (aquellas que han mantenido sus puestos de trabajo) están teletrabajando mientras cuidan a sus hijos o personas dependientes a su cargo. Por otra parte, aquellas que han perdido sus empleos o cuyo negocio peligre, también van a necesitar tiempo para trabajar en aumentar su empleabilidad o en volver a impulsar su negocio. Para todas esas personas que están teniendo dificultades para conciliar su vida laboral con el cuidado y atención de sus hijos, proponemos una serie de pautas:

  • Explícale muy bien a tu hijo, en función de su edad y capacidad, que le quieres mucho pero no vas a poder atenderle hasta que termines de trabajar. Si sabe escribir, déjale una hoja para que apunte las cosas que quiere decirte en el momento en que se le ocurran, para que podáis hablarlas cuando termines de trabajar.
  • Corresponsabilidad. Si podéis alternar vuestros horarios de trabajo para que siempre haya uno libre que pueda atender a vuestro hijo, es sin duda un escenario ideal. Si éste no es el caso, el siguiente punto te resultará muy útil.
  • Elabora una rutina o agenda lo más autónoma posible, para que tu hijo se mantenga activo y entretenido mientras tú trabajas. Para ello:
    • Elige actividades que pueda hacer solo y en función de sus intereses. Para que esas actividades sean motivantes es bueno que controles su acceso a ellas, esto es, que pueda acceder a ellas solo cuando toque en la rutina que has elaborado. Es decir, si tiene sus cuentos favoritos disponibles todo el tiempo, no va a estar motivado cuando le toque leerlos siguiendo la rutina.
    • Haz una lista o secuencia con estas actividades. Son posibles diferentes formatos y materiales en la elaboración de esta rutina o agenda, siempre teniendo en cuenta la edad del niño (especialmente si sabe leer o no, en función de lo cual usaremos palabras escritas o imágenes) y sus gustos o preferencias (por ejemplo, si tienes impresora puedes hacer un panel con imágenes de sus dibujos favoritos, adornándolo). Si tu hijo puede colaborar en la elaboración y decoración del panel, mejor que mejor. Vale desde escribirlo en una pizarra hasta hacer una cartulina con dibujos y pegatinas, desde usar palabras hasta cualquier tipo de imágenes. Lo importante es que sea claro y atractivo.
    • Algunos ejemplos de actividades pueden ser: leer cuentos, dibujar, escribir su nombre, hacer puzzles, jugar con sus muñecos, jugar con plastilina, hacer manualidades sencillas, hacer ejercicio, bailar, disfrazarse… además, hay disponible una amplia oferta cultural online. Vale cualquier actividad dentro de las posibilidades que tengas en casa, siempre que las pueda hacer de manera autónoma y sean motivantes para él o ella.
    • Deja una actividad muy divertida o gratificante para hacer juntos cuando hayas terminado de trabajar. Habla con tu hijo de lo divertido que va a ser y pon la actividad al final de la lista.
    • Deja todo el material preparado para que no necesite de ti para llevar a cabo la rutina.
    • Si puedes, práctica primero la rutina con tu hijo para ver si la sabe seguir. Así podrás comprobar si la sabe seguir de manera autónoma y, si no es así, bien enseñarle cómo tiene que hacerlo solo o bien modificar la rutina.
    • Por último, la rutina no sólo es una medida de conciliación, sino que es algo que le va a dar seguridad y sensación de normalidad a tu hijo en esta situación tan excepcional e incierta, así que puedes utilizarla para todo el día o incluso hacerla semanal. Es una herramienta que puede usar toda la familia.

Elaborar un buen sistema de rutinas requiere de una buena adaptación a las necesidades y circunstancias de cada niño y familia. Si tienes dudas, puedo asesorarte gratuitamente, escríbeme a: aitorpenalba.psicologia@gmail.com

  • No te exijas tanto. La situación es difícil y no tienes que llegar a TODO. Nadie lo hace. Simplemente, haz lo que puedas.

Además de estas medidas y de cara a afrontar la situación de la mejor manera posible, es importante normalizar las emociones que pueden sentir nuestros hijos (¡y también nosotros!) en estas circunstancias: aburrimiento, preocupación, tristeza, enfado por no poder salir, echar de menos a alguien… normalizad cómo se sienten y ayudadles a identificar cada emoción, a ponerle nombre. Por último, podéis utilizar las nuevas tecnologías para facilitar que vuestros hijos mantengan el contacto con sus seres queridos.